LA GRANDEZA DEL REAL MAESTRAZGO DE LA ORDEN DE SANTA MARIA DE MONTESA Y DE SAN JORGE DE ALFAMA

por Eduardo Ferreres Castell.


   El 31 de Agosto de 2019, se conmemora el 700 aniversario de la fundación de la Orden de Montesa en sus territorios en la provincia de Castellón.

   Dicen los cronistas:

   Las aspiraciones del Rey de Aragón D. Jaime II, fueron colmadas por fin, el 22 de julio de 1319 que con la solemnidad que merecía, se convocaron los actos de fundación en el Palacio Real de Barcelona con el obispo de Barcelona, Frey D. Gonzalo Gómez procurador del Maestre de Calatrava, los Abades de Santas Cruces, Benifazá y Valldigna, y muchos Caballeros Militares y Seculares.

   El apoderado del Maestre, en virtud de las facultades que le estaban concedidas, dio el hábito de su Orden de Calatrava a don Guillem de Eril, don Garcerán de Bellera y don Eriman de Eroles, que al parecer pertenecieron a la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.

   Frey D. Pedro Alegre, Abad del Monasterio de Santas Cruces, por mandato del Sumo Pontífice Juan XXII, fue el encargado de nombrar Maestre del nuevo Convento al referido D. Guillem de Eril, el cual, en el propio día, vistió ocho hábitos a otros tantos Caballeros de muy distinguida nobleza.

   Con este acto quedó fundada la nobilísima Religión Militar de Montesa con el Título de Santa Maria.

   Los nuevos caballeros emprendieron el viaje hacia Valencia con objeto de posesionarse de los bienes de la Orden.

   El Rey, por letras de 8 de agosto, así lo previene a sus fieles, Prohombres y Universidades de la Villa de Sant Mateu y lugares de la Baylía de Cervera, ordenando enviasen sus procuradores a Sant Mateu para el día de San Bartolomé y en presencia de su Consejero Vidal de Vilanova se prestase juramento y homenaje al nuevo Maestre.

   El nuevo Maestre enfermó en Santas Cruces y considerando que la posesión pudiese retrasarse, se dieron amplios poderes al Clavero Fr. Erimán de Eroles el 22 de agosto de 1319 y el viernes día 31 de agosto de 1319 con toda la solemnidad que requería el acto, en la iglesia Arciprestal de Sant Mateu, estaban presentes ilustres personalidades como, el consejero y delegado real Vidal de Vilanova, justicias, jurados y buen número de prohombres de las universidades de Sant Mateu y demás pueblos de la comarca constituidos dentro de la Baylía de Cervera.

   Fueron testigos presentes, Fr. Juan, Abad de Valldigna y su prior Fr. Arnau Selva, Jaime de Anglesola, de Sant Mateu, Arnau de Osca de Albocasser, Mateo Gonsalbo jurisperito de Tortosa, Pedro de Cintadella rector de Xert y Ramón Pí Bayle de Morella.

   El delegado real Vidal de Vilanova entregó en nombre del Rey al Clavero Erimán de Eroles el Baylío y les pidió jurasen fidelidad y restar homenaje.

   Los síndicos y procuradores generales constituidos por el Baylío, Berenguer Moragues, Guillem Mercer, Berenguer Gomar, Ramón de Pedro, Domingo Narbones, Bernardo Roig, de Sant Mateu, Domingo Guerau de Canet, Arnau Bort de Traiguera, Antonio Cerdá de Cálig, y Guillem Cervera de Xert, pidieron absolución y relajación de todo cuanto venían obligados al Rey por sus pueblos y absueltos por Vidal de Vilanova, juraron fidelidad y prestaron homenaje de boca y manos a Fr. Eriman de Eroles a nombre del Maestre y Convento de Montesa, estando también en el acto los montesianos Fr. Galcerán de Bellera, Fr. Bernardo de Monsonis, Fr. Berenguer de Torrents y Fr. Bernardo de la Roca.

   El compromiso y promesa eran recibidos y aceptados, además de los Procuradores generales, los jurados de los pueblos, como Pedro Narbonés, Ramon Gonsalbo y Bonanato Mascarell de Sant Mateu, Bernardo Pastor y Arnau Miralles de Valltreiguera, Berenguer de Castellbo y Guillem Giscart de Canet, Bertolín Vilagrasa y Guillem Durán de Xert, Pedro Balaguer y Arnau Balaguer de La Jana, Ramón Desprats y Berenguer Martí de Cálig, Tomás Pelejá y Tomás Matamoros de Rosell y Pedro Sans de la Barsella.

   La solemnidad con que se desarrollaron los actos fue de tal magnitud que la comarca de Sant Mateu se llamó en los dominios de la Orden de Montesa “Mensa Maestral” o Maestrazgo Viejo de Montesa.

   El primer Gran Maestre de la Orden Fr. Guillem de Eril, sólo gozó del Maestrazgo en su sede de Peñíscola setenta y cinco días, sucediéndole Fr. D. Arnaldo de Soler que ocupó el Castillo de Cervera como sede de la nueva Orden, desde donde inició la organización de toda su territorialidad que abarcaba, no solo los dominios de la Mensa Maestral, sino pertenencias que les fueron concedidas en el Reyno de Valencia.

   Las poblaciones que pasaron a dominios de la nueva Orden de Montesa se organizaron en Baylías y Encomiendas demás de las tierras que pertenecían directamente al Gran Maestre y que se llamaba "Mensa Maestral".

   La primera seña de identidad de la Orden fue la cruz negra florlisada y en 1400, se cambio por la cruz roja llana de San Jorge y en 1913, se unieron ambas con vigencia hasta nuestros días en que la Orden esta administrada por un Lugarteniente y cuyo Gran Maestre es su Majestad el rey don Felipe VI.

   La Orden de Montesa tuvo 14 Grandes Maestres todos ellos expertos en las armas, consejeros y embajadores reales, capitanes generales de los ejércitos de la Corona de Aragón y algunos de ellos Almirantes.   La caballería pesada montesiana, recupero las tierras de Alicante para el Reyno de Valencia, guardianes con su flota del mediterráneo acabaron por un tiempo con la piratería, combatió contra los sublevados catalano-portugueses a mediados del siglo XV, defendió frente a Francia el Rosellón y Ampurdán, participó en la cruzada del Reino de Granada liberando las tierras de Almería en donde su Maestre pereció en una de las batallas.

   Los montesianos fueron los primeros en entrar en la Alhambra granadina, con una compañía de Albocàsser y siendo los autores de esta hazaña por la torre de la Vela.

   Participaron en Lepanto y ocuparon Túnez custodiando el espacio fronterizo con los turcos.

   ¡Grande Maestrazgo!, grandeza de sus gentes, valientes, nobles y leales..., por siempre.

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