El puerto de Marsella
por Eduardo Ferreres Castell.
Posiblemente, la ciudad francesa de Marsella sea la más antigua ciudad de Francia con asentamiento cultural avanzado, allá por los años 600 a.c.
Massalice, fundada por los Foceos de la antigua Grecia. Siendo la Barcelona francesa, se le podia comparar a un cajón de sastre..., había de todo.
Cosmopolita, hogar de libertades de todo tipo, artistas, personajes de renombre, ilustres, trotamundos, corsarios, embaucadores, piratas, etc.
Nos dicen los historiadores franceses:
"La entrada al Puerto Viejo estaba protegida por una cadena pesada que se extendía a cada lado al caer la noche. Fue robada por los españoles durante el ataque y saqueo de la ciudad en 1423. La famosa cadena se cogió como un trofeo y sigue en la Catedral de Valencia".
Pobres españoles, si España todavía no existía.
Fuimos nosotros, los Valencianos, los del Maestrat, los guardianes del Mediterráneo que hartos de tanto pirata marsellés, acudimos presto a borrar de la faz de la tierra a semejantes malhechores.
Nuestro Maestrat rebosaba de escandalosa riqueza y prestigio, eran los tiempos en que su Santidad el Papa de Aviñón, Benedicto XIII, Papa Luna, es expulsado por el rey de Francia, y se traslada a su nueva sede Pontificia, Peñíscola.
Empieza el siglo de oro valenciano, quedaban muy lejos los 80.000 habitantes que poblaban Valencia, frente a los 60.000 de Barcelona. La cultura afloraba como setas, como en un mes de noviembre por el paraje del Peñagolosa. Nacían las primeras imprentas, la cultura en general y el desarrollo económico marcaba la grandeza del reino de Valencia, lana, seda, damasco, etc.
El gran Maestre de la Orden de sta. María de Montesa y de San Jorge de Alfama, valenciana 100%, al frente, Frei Romeu de Corbera, antiguo Comendador de Vilafames, Virrey de Sicilia, Almirante de la corona de Aragón.
¡Ojo avizor! desde su palacio en Sant Mateu y castillo Peñíscola, con su flota de 20 galeras, vigilante y al acecho de las vaguadas de malhechores piratas que desde el sur (África) y desde el norte (Marsella), atacaban los convoyes valentinos en su ruta a la Florencia de los Médicis.
Los marselleses, no dudaban en saquear iglesias y propiedades en la costa desde Vinaròs a Castellón, provocando cautivos para los mercados africanos y robatorios de todo el oro y plata que olían en nuestro Maestrat.
¡Basta ya!..., Dijo el Maestre. Armose con las 20 galeras y alguna más y emprendió la "caza del pirata". Se los encontró en el mar balear, les venció y los pocos que huyeron, los persiguió hasta su guarida en Marsella.
Atacó la ciudad, rompió las famosas cadenas, saqueo Marsella e incendio el puerto.
¿Que los del Maestrat someten a Marsella?...venga ya...no me lo creo... Pues si, eso y más.
Los intrépidos montesianos cogen un trozo de cadena vencida, que no robada, recuperan imágenes religiosas tomadas por los piratas en nuestro Maestrazgo y como punto final, eso sí, les robamos la reliquia de San Víctor. Eso ya fue un escándalo. Al parecer con el tiempo se devolvió pero las cadenas...¡Nanay del Paraguay!, Allí aparecen expuestas en los muros de la capilla del Sto. Caliz de la catedral de Valencia.
¡Honor y Gloria!, exclamaron los valencianos sedientos de justicia.
Esta brutal paliza a los señores de la guerra de riquezas ajenas, perduró casi un siglo de bonanza marítima en nuestras rutas comerciales por nuestro mar cuyos dominios aragoneses, llegaban hasta Grecia.
¡Honor y Gloria! a nuestra patria valentina-Maestrat.
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