Lo nostre escut

Por Eduardo Ferreres Castell

     Siempre resulta interesante acudir a los anales de la historia y resolver dudas, respecto a la trayectoria de los pueblos, ciudades y países.

     Al final, los caprichos de nuestros legisladores de turno, te marean como a una perdiz y acaban imponiendo escudos que más bien parecen retablos falleros, cargados de colorido y de comprensión dudosa.

Lo nostre escut.

     Que yo recuerde y, es mucho, desde el año 1948, ya se ha modificado tres veces el escudo de Sant Mateu con lo sencillo que es.

     De inspiración caprichosa por parte del rey don Alfonso II de Aragón, abuelo del rey don Jaime I, quiso que, al iniciar la reconquista, las cuatro villas más importantes a tomar, las denominaría Sant Marc a Chert, Sant Lucas a Ulldecona, San Juan a Xivert y Sant Mateu a Sant Mateu. Una tradición iconográfica cristiana... el Tetramorfo...

     No pudo pasar de Cervera y al poco, hasta la perdió, solo pudo completar a Sant Mateu.

     Al reconquistar su nieto Jaime I, consolidó los deseos de su abuelo solo con Sant Mateu y se jalonaban en todas las construcciones oficiales de Sant Mateu, la figura del ángel. Campanario, cruces, orfebrería, Iglesias, Ermitas, Fuente, etc.

     Peeero..., hay un Ángel que nos muestra su titularidad y autoridad sobre cualquier otro.

     En unos de los laterales de la torre octogonal, aparece en piedra, magníficamente cincelada y enmarcado, la figura del Ángel sedente, sentado, escribiendo los Evangelios de Jesús que le dicta Sant Mateu.

     Los que más saben afirman que, los colores que acompañaban al Santo evangelista y su Angel eran:

El rojo escarlata.

El blanco.

Y el negro.

     Bastaría recuperar en solitario, en nuestro escudo y bandera, el Ángel sedente sobre campo de gules escarlata yyy... punto.

     No hay más señores-as, para complicaciones, la vida de cada uno.

     ¡Las piedras hablan...!

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