SANT MATEU, PEÑISCOLA, ROMA
por Eduardo Ferreres Castell.
El día 15 de Agosto de 1429, fue cuando el mundo civilizado tomó conciencia de su existencia. No más guerras, la paz se imponía y los egos belicistas se diluían como azucarillo.
Cedía Peñíscola, ganaba Roma pero, se fortalecía Occidente y Europa seguía siendo la avanzadilla de la civilización.
Seis meses de administración Pontificia en donde las Bulas papales con destino al orbe católico, llevaban fecha y sello de Sant Mateu. No tardó, años más tarde, en hospedarse de nuevo en Sant Mateu casi un año, presidiendo el Concilio rabinico-cristiano de la Corona de Aragón que se inició en Tortosa.
Huido de Avignon (Francia), Pedro de Luna, Papa Benedicto XIII, excomulgado por las leyes vaticanas, llega a Sant Mateu y establece su curia papal, hasta finalizadas las obras de su estancia definitiva en el castillo montesiano de Peñíscola, que le cedió el Gran Maestre de la Orden de Montesa y San Jorge de Alfama Frei Romeu de Corbera, Almirante de la Corona de Aragón,.
Desde Peñíscola, su Estado Pontificio aguanto como buen aragonés las presiones que desde Roma le exigían su poder legitimo que ostentaba y que jamás cedió.
Reunióse hasta un Concilio, el de Constanza, para la presión y usurpación del poder total; no dobló, nombró sucesor y de nuevo la maquinaria de la intriga y presión se puso en marcha, desestabilizando Europa y si faltará poco, la invasión otomana por el Oriente.
El nuevo Papa Clemente VIII, canónigo valenciano Gil Sánchez Muñoz, supo acceder a la unidad de la Iglesia y a la recuperación del poder de Roma.
Nunca Roma se jugó tanto, como aquel día del 15 de agosto de 1429 en Sant Mateu, la Capital del Maestrazgo, hace exactamente 593 años.
La generosidad del legitimo Papa Clemente VIII que renuncia y entrega en bandeja de plata, al legado de Roma, Cardenal don Pedro de Foix, la Tiara de San Silvestre que se llevaron los papas cuando huyeron de Roma en dirección a Avignon y el Liber Censuum de las propiedades vaticanas y todo ello, con la ascensión de don Alfonso de Borja, artífice y maestro en estas negociaciones de paz que, sin duda, su perseverancia y diplomacia, conquistó al Vaticano y acabo siendo Papa Calixto III.
Sant Mateu, abanderó y arropó con generosidad, apoyado por la nobleza aragonesa y reinos hispánicos, impuso su protagonismo y contribución con este acto a una nueva paz mundial, la de la Iglesia Católica..., "¡El cisma había concluido!".
Agradecióse al Papa Clemente VIII por su generosidad, otorgándole el obispado de Mallorca, en donde concluyó su hermosa catedral, reposando plácidamente su cuerpo en la sacristía del magno templo.
No faltaron las leyendas, de entre los que no vieron con buenos ojos está resignación del Papa Clemente, lanzaron por todo el orbe católico:
"Y encima de su tumba, pende su capelo y este no caerá, hasta que Dios, le haya perdonado".
Historias de grandezas, summum de recuerdos históricos, capitán de gestas gloriosas, así fue nuestra villa de Sant Mateu, siempre en vanguardia frente a los avatares mundanos.
Demasiada grandeza para comprenderse en los tiempos en que vivimos. Ahora toca la terrible torpe amnesia y la cobardía de pensamiento al rechazar el recuerdo de tan importante gesta como lo fue... El Final del Cisma de Occidente.
La villa generosa, los sanmatevanos, intelectos con sus ancestrales gestas, recordaron con responsabilidad y nobleza, que les obligaba, interpretaron generosamente en esa Iglesia Arciprestal de maravillosos ventanales góticos, una obra teatral de nobleza obligada.
Explosión de recuerdos que contribuyeron a la grandezas de la villa, la más grande, la más victoriosa, generosa y adalid de nuestro orgullo valenciano, no solo del Reino de Valencia, sino de la Corona de Aragón y de la propia España.
Lastima que desde las instituciones establecidas, se cultive la ignorancia, antesala de pobreza y abandono.
(Cada pueblo es, lo que quiere ser).
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